Desperté cerca de las 5:30 de la mañana, con el celular y una melodía que me gustaba, sentía una felicidad inmensa, algunos años sin vernos y por fin llegabas, me estire un poco y abrace mi almohada, solo esperaba que tocaras, medio cerré los ojos, quizá me dormí de nuevo, de pronto escuche que tocabas, salte de la cama y corrí a abrirte, tu presencia ilumino mi rostro, y al ver tu sonrisa se dibujo una en mi, como si fuese un espejo,... entraste, dejaste la maleta en el suelo y me abrazaste, tiempo justo para decir lo mucho que nos extrañábamos.
La mañana no era aun calurosa, pero el sol empezaba asomarse, al menos lo vi reflejado en tus ojos al entrar, te sentí contento, animado; te invite un café, o si querías que fuéramos a algún sitio, solo necesitaba alistarme ya que estaba aun en ropa de cama, venias un poco cansado del viaje, si embargo no dejabas de sonreír y la emoción salía por cada poro de tu piel, te invite a dormir, y preferiste hacerlo, y entre risas y palabras poco a poco nos quedamos dormidos.
Mas tarde despertábamos casi al mismo tiempo, al menos eso parecía, ya que tu me estabas contemplando como dormía, y acariciabas mi espalda, suavemente, a penas yo te sentía, te mire y te dije, duerme un poco más, me levante y comencé a ducharme, al poco tiempo nos fuimos a desayunar.
Entramos a un restaurante cerca de la catedral, la vista era maravillosa, todo era bello a mi alrededor, parecían melodías el murmullo de la gente que pasaba por el lugar, nos sentamos de inmediato, la mesa adornada con un par de claveles, una figura se acercaba y dejo las cartas sobre la mesa, más de una hora estuvimos conversando, intercambiando planes, poniéndonos al tanto con las información necesaria, recordando anécdotas de nuestra vida, como la veces que solíamos salir a comprar, al cine, a cenar, o a divertirnos en algún antro cerca de la Col. Condesa.
Salimos de ahí y disfrutamos de varios días juntos, disfrutando de lo que la ciudad nos ofrecía, y seguíamos con nuestra platica digna de confesionario, reuniones con amigos, salíamos a caminar, jugábamos, en esta visita había una oportunidad muy importante en mi vida y no muy lejana, al menos eso sentía, la próxima vez que vengas iremos a conocer algún lugar cercano, aquí esta lleno de lugares maravillosos, de lugares mágicos, se que volverás. Eso pensé en ese tiempo.
Llego el momento de irte, y con el te llevaste parte de mi, extraño tantas cosas, debo confesarte que extraño tus besos en mi espalda., tu sonrisa, tu buen humor, tus platicas, tus locuras y mil y un cosas más.
Hemos pasado otros largos años ausentes uno del otro, pero sin llegar a perder total comunicación, por que como todo, hemos tenido roces, pero nada que no se pueda solucionar, al menos una buena terapia es un poco de distanciamiento para fortalecer cualquier mal entendido, cualquier factura en algún momento, o simplemente para que esta relación pueda respirar.
Hoy en día te puedo decir que te conozco lo suficiente, para poder decir que eres alguien genial.
Que ganas de adelantar los días, y saber que ya estas aquí, porque tu lo prometiste.
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